viernes, 30 de abril de 2010

El Bombardeo de Guernica.

El bombardeo
Guernica, capital cultural e histórica vasca, tenía antes del ataque una población de unas 5.000 personas, a las que habría que añadir un gran número de tropas, que se retiraban para preparar la defensa de Bilbao, y refugiados que huían del avance de las tropas franquistas. En ese momento no tenía ningún tipo de defensa antiaérea, aunque sí tenía tres fábricas de armas, una de ellas de bombas de aviación.
La Legión Cóndor tenía como jefe del Estado Mayor al Teniente Coronel Wolfram von Richthofen (primo del histórico aviador de la Primera Guerra Mundial Manfred von Richthofen, más conocido como el Barón Rojo), que ordenó, al parecer, el bombardeo y que en su diario personal admitía que en Guernica se había portado "muy maleducadamente". El grupo de bombardeo estaba formado por cuatro escuadrillas de Ju-52 y la escuadrilla VB 88 de bombardeo experimental, con Heinkel He 111, y Dornier Do 17. Los bombarderos fueron escoltados por cazas Heinkel He 51 de las escuadrillas de caza 1 y 3.J/ 88 y por los Me-109 del 2.J/ 88, escuadrilla que estaba bajo el mando del teniente Gunther Lützow. Cierto número de aviones de caza italianos participaron asimismo en la misión.


Resumen de fuerzas atacantes:
23 bombarderos Ju-52;1 bombardero Do-17;4 bombarderos He-111;10 cazabombarderos He-51;6 cazabombarderos Me-109;3 bombarderos S.M.8110 cazabombarderos CR-32;Total: 31 bombarderos y 36 cazabombarderos.
El ataque empezó a las 4.30 de la tarde. Aunque posteriormente se dijo que el objetivo de la operación era la simple voladura de un puente, el hecho real es que tanto el puente como una fábrica de armas, situada en las afueras de la población, resultaron intactos, siendo muy improbable que las bombas lanzadas a 3.600 metros de altura impactaran en un puente de 15 metros y habida cuenta de que los aviones cargaban además bombas incendiarias. Sin embargo, el ataque fue devastador: los bombarderos lanzaron una gran cantidad de bombas medianas de 250 kg, livianas de 50 kg y más de tres mil proyectiles incendiarios de aluminio de 1 kg sobre el casco urbano de la ciudad. Los cazas Heinkel He 51, entretanto, disparaban en vuelo rasante a las tropas que huían del lugar.
La destrucción fue tan grande que provocó un intenso humo, por lo que los últimos bombarderos, al no poder ver los objetivos, descargaron las bombas a ciegas. A las 7.30 de la tarde terminó el ataque, no pudiéndose apagar totalmente el incendio hasta el día siguiente.



Consecuencias del ataque:
Nunca ha llegado a saberse cifras oficiales de víctimas ni existen datos fiables sobre el número exacto, pues la propaganda de entonces, impulsada por periódicos ingleses, quería dar una imagen "de lo que iba a ocurrir con Hitler en el futuro", exagerando el número de víctimas y elevándolos incluso a tres mil. Siguiendo esta línea, el autor Hugh Thomas dice que las versiones hablan de entre cien y mil seiscientos, estimando que la cifra más probable sea de mil muertos. Sin embargo, los datos más actuales apuntan entre 250 y 300 muertos. Los historiadores de la asociación "Gernikazarra" Vicente del Palacio y José Ángel Etxaniz estiman que hubo 126 fallecidos.
El 70% de los edificios de la ciudad fue totalmente destruido por el incendio, que no se pudo apagar hasta el día siguiente, y el 20% gravemente dañados. Los lugares históricos vascos, la Casa de Juntas de Guernica (histórico lugar de reunión de las asambleas que regían Vizcaya y sede de su archivo histórico) y el anexo Árbol de Guernica, símbolo ancestral del pueblo vasco, no fueron afectados por el bombardeo. El cercano puente que se afirmó luego era el objetivo, quedó intacto.
El 28 de abril, dos días después del bombardeo, las tropas golpistas entraban en la villa foral, tomando el control de la misma y quemaron los archivos que hallaron en la iglesia de Santa María, imposibilitando el recuento final de fallecidos.

Tras el ataque, los insurrectos acusaron a las tropas republicanas de haber producido la destrucción, como antes habían hecho en Irún y Éibar. La versión oficial, que se mantuvo una vez terminada la guerra, llegó a prohibir el libro del periodista George Steer del Times de Londres, testigo y primer portavoz internacional del suceso. A finales de la dictadura franquista se vino a reconocer la verdad, que la destrucción de Guernica fue realizada por las tropas que apoyaban a Franco.



Motivación del ataque :
La Legión Cóndor alemana era la encargada de llevar a cabo misiones aéreas por toda España, como apoyo de la Alemania nazi a las tropas de Franco. Al parecer, el objetivo del bombardeo fue simplemente aterrorizar a la población civil y desmoralizar al bando republicano. Otros sostienen que el motivo del ataque consistía en una maniobra testaruda de Wolfram von Richthofen, pues opinaba que el ataque a Bilbao debía pasar por esta villa en vez de hacerlo por Durango. Aparte, Guernica constituía un centro clave de comunicaciones para las tropas republicanas. Existía también una discrepancia entre el mando alemán y el español sobre la dirección de las operaciones. Los alemanes preconizaban un avance más rápido, basado en la capacidad destructiva de la aviación, y estimaron que la destrucción del puente del barrrio de Rentería de Guernica, el último antes de la ría, dejaría bloqueados en la ribera derecha el material pesado y los pertrechos de las fuerzas enemigas en retirada. El mando español, por el contrario, era más prudente en el avance por un terreno de orografía difícil y frente a un enemigo que nunca dejaron de respetar.
El mando nacional quedó sorprendido, en un primer momento, ante la gravedad de la destrucción y consideró que no podía deberse, al menos en exclusiva, al ataque de la aviación. La realidad es que la mayor parte del daño fue causado no por efecto directo de las bombas, sino por el incendio provocado por ellas. Franco supo a los pocos días que los aviones italianos y alemanes eran los responsables del desastre, pero no quiso reconocerlo públicamente por suponer que ello molestaría a los alemanes, cuyo apoyo consideraba imprescindible para ganar la guerra.
El ejército alemán utilizó los efectos del bombardeo como arma política en la guerra fría que mantenía con Inglaterra, y les interesó que la prensa mundial exagerase los resultados. Así, Guernica habría sido una especie de ensayo de lo que luego serían los bombardeos masivos de la Segunda Guerra Mundial. En los juicios de Núremberg, el entonces mariscal de la Luftwaffe, Hermann Goering, declaró: "La guerra civil española dio una oportunidad de poner a prueba a mi joven fuerza aérea, así como para que mis hombres adquirieran experiencia."


Imágenes del bombardeo:




jueves, 29 de abril de 2010

La ONU, Organización de Naciones Unidas:

La ONU es una organización formada por 192 estados que tiene como objetivo colaborar en pro de la paz mundial, promover la amistad entre todas las naciones y apoyar el progreso económico y social.
Sus organismos son:
-ACNUR: refugiados.
-UNESCO: ciencia y cultura.
-OMS: salud.
-PNUD: desarrollo.
-UNICEF: infancia.
-PMA: alimentos.
-ACNUDH: derechos humanos.

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio son una serie de ocho objetivos básicos que debemos cumplir en el próximo milenio:
1: Erradicar la pobreza y el hambre.
2: Alcanzar la enseñanza primaria universal.
3: Promover la igualdad de la mujer.
4: Reducir la mortalidad infantil.
5: Mejorar la salud materna.
6: Combatir el VIH y otras enfermedades.
7: Garantizar un desarrollo sostenible que proteja el medio ambiente.
8: Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

UN MUNDO GLOBAL

La Globalización y sus problemas:

La globalización es una serie de cambnios que hacen que las distintas sociedades del planeta se incorporen a u proceso de continuas relaciones recíprocas y que se produzca una mayor interdependencia entre países.

La globalización presenta tres dimensiones:
- Globalización económica.
- Globalización política o geopolítica.
- Globalización cultural.

Globalización económica:

Es el motor actual del proceso de globalización. Se basa en una mayor relación entre las economías de los distintos países debido al incremento del comercio y de las inversiones internacionales.

Esto produce varios problemas:
-La desigualdad Norte-Sur: el mundo se divide en dos zonas claramente diferenciadas económicamente (Norte rico y Sur pobre), y esta diferenciación se hace más grande con la globalización.
- La deuda externa: los países pobres piden dinero a los países ricos y luego se ven obligados a pagarles con gran parte de sus recursos y esto imposibilita su desarrollo.
- Destrucción del medio ambiente y pérdida de biodiversidad: esto se debe a las técnicas insostenibles de explotación de los recursos.

Las multinacionales son grandes empresas que operan en varios países. Son producto de la globalización económica y conllevan varios problemas:
La deslocalización.
La contaminación ambiental.
La precariedad en el empleo.
La sobreexplotación de los recursos.

Globalización política:
Hoy la política tiene también un sentido global, que supera las fronteras de cada país. Esto produce dos consecuencias principales:
El surgimiento de grandes conflictos a escala planetaria.
La creación de nuevos centros de poder, basados en la tecnología, que sustituyen a las formas clásicas de dominación.
Algunas causas de los conflictos son:
-Agravios históricos.
-La lucha por el territorio y por los recursos.
-La distinta percepción de identidades.
-Las grandes desigualdades socioeconómicas.
-El militarismo.

Globalización cultural:
Esta globalización cultural consiste en un intercambio de culturas. Aunque este intercambio enriquece nuestro mundo, también se corre el riesgo de erradicar la diversidad cultural y alcanzar un cultura planetaria basada en el modelo de valores occidental.
Esta globalización se produce por:
-La comunicación intercultural.
-La transferencia de conocimientos prácticas y valores.
Esto provoca graves conflictos por diferencias culturales o religiosas
(terrorismo).

El desastre de Annual.

La caída de Igueriben
El 17 de julio Abd el-Krim, antiguo funcionario de la Administración española en la Oficina de Asuntos Indígenas en Melilla, al mando de la cabila de los Beniurriagel (Ait Waryagar), y con el apoyo de las tribus cabileñas presuntamente aliadas de España, lanzó un ataque sobre todas las líneas españolas.
Igueriben, guarnecida por 350 hombres al mando del comandante Benítez, el defensor de Sidi Dris, no tardó en quedar sitiada. El 17 de julio Abd el-Krim inició el asalto, y la posición cayó el 22 de julio. Durante cinco días, y a pesar del esfuerzo heroico de tres columnas de refuerzo, los españoles habían sido incapaces de auxiliar la posición de Igueriben, fracaso que hizo cundir la desmoralización entre las tropas de Annual.
La caída de Annual
Tras estos sucesos se concentró alrededor del campamento gran cantidad de fuerzas enemigas, mientras que la moral del ejército español caía por los suelos. Al comenzar el asedio de Igueriben había unos 3.100 hombres presentes en Annual. Al cabo de dos días se incorporaron 1.000 más, y dos días después llegaron otros 900 de refuerzo. Así pues, el 22 de julio Annual acogía a unos 5.000 hombres (3.000 españoles y 2.000 indígenas), con una fuerza de combate de 3 batallones y 18 compañías de infantería, 3 escuadrones de caballería y 5 baterías de artillería. Sobre ellos iban a lanzarse unos 18.000 rifeños al mando de Abd el-Krim, armados con fusiles y espingardas.
El campamento de Annual disponía de víveres para cuatro días y municiones para un día de combate, pero carecía de reservas de agua. El general Silvestre, consciente de la imposibilidad de defender la posición, acordó con sus oficiales la evacuación del campamento. Sin embargo, a las 3:45 del día 22 llegó un mensaje de radio del Alto Comisario Berenguer, prometiendo la llegada de refuerzos desde Tetúan. Una hora más tarde el general Silvestre comunicó de nuevo a Berenguer y al Ministro de la Guerra, Luis Marichalar y Monreal, su desesperada situación y su decisión de tomar urgentes determinaciones.
Al rayar el alba tuvo lugar una segunda reunión de oficiales, en la que Silvestre dudó entre la evacuación inmediata y la espera de la llegada de refuerzos. Las dudas se despejaron cuando se tuvieron noticias del avance de tres columnas rifeñas de unos 2.000 hombres cada una. Ante esta información, el general ordenó evacuar, anunciando su intención de replegarse a los fuertes de Ben Tieb y Dar-Drius, posición ésta última, que reunía las características para albergar gran cantidad de tropa y con el abastecimiento de agua muy fácil.
La retirada, cuidadosamente planificada, comenzó a las 11:00 horas: había dos convoyes, uno para retirar los mulos con la impedimenta, y otro para el grueso de la tropa, los heridos y el armamento pesado. Pero para entonces las alturas del norte, que dominaban los caminos de huida ya habían sido tomadas por los rifeños. La gran mayoría de los policías indígenas que las defendían se pasaron al enemigo, matando a sus oficiales españoles.
De modo que cuando las tropas españolas abandonaron el campamento, comenzaron a recibir disparos. En ese momento comenzó el caos: los dos convoyes de evacuación se mezclaron sin ningún tipo de orden de hombres, mulos y material. En medio de la confusión, los oficiales perdieron el control de la situación. Sin nadie que cubriera su retirada, los hombres trataron de ponerse a cubierto de las balas corriendo hacia delante. Los carros, el material y los heridos comenzaron a ser abandonados; muchos oficiales escaparon ajenos a su deber, y la retirada ordenada no tardó en convertirse en una desbandada general bajo el fuego de los rifeños.
Algunos oficiales y unidades mantuvieron la calma y lograron ponerse a salvo con un número de bajas relativamente pequeño; pero, en su inmensa mayoría, los soldados salieron a la carrera y en completo desorden. El desastre pudo haber sido mayor si los Regulares al mando del comandante Llamas no hubiesen resistido en las alturas del sur. Ello dio tiempo a los huidos para pasar por el angosto paso de Izumar, evitando así una muerte segura a manos de los rifeños. Los Regulares se replegaron por escalones, retrocediendo monte a través en paralelo a la carretera, sin mezclarse con la riada de soldados en fuga.
Silvestre, que aún estaba en el campamento cuando comenzó el desastre, murió en circunstancias no esclarecidas, y sus restos nunca fueron encontrados. Mientras una versión dice que, al ver el desastre, fue a su tienda de campaña y se voló la cabeza, otra versión dice que fue abatido a tiros por los rifeños junto con el coronel Manella y varios oficiales que trataban de defenderse.
En las cuatro horas aproximadas que duró el desastre murió un total aproximado de 2.500 españoles, a los que hay que sumar los ocupantes, 1.500 en total, de las posiciones de Talilit, Dar Buymeyan, Intermedias B y C, Izumar, Yebel Uddia, Mehayast, Axdir Asus, Tuguntz, Yemaa de Nador, Halaun y Morabo de Sidi Mohamed, todos muertos. Quedaron 492 prisioneros españoles de los que sobrevivieron 326.


Soldados españoles retirandose en desbandada:



La Guerra del Rif:


Ayuda internacional a los bandos de la Guerra civil:

Nacionalistas:
La ayuda militar a la España nacionalista de Alemania se valoró en 540 millones de marcos o 225 millones de dólares al cambio de 1936. De este total 88 millones de marcos se fueron en salarios y gastos que no se le cobró a España, 124 millones sumaron las remesas entregadas directamente por Alemania y 354 millones se gastaron en la Legión Cóndor. Las fuerzas alemanas en España se elevaron como máximo a 6.000 hombres y con personal civil e instructores unos 14.000 hombres. Murieron unos 300 alemanes. La Legión Cóndor estaba constituida por unos 5.000 hombres. El coronel Thoma dijo en 1945 a los americanos, que había tomado parte en unas 192 acciones de tanques. Estos tanques Panzer Mark I se enfrentaron aunque no muy eficazmente a los rusos. El total de Panzer enviados a España fue de unos 120. Los envíos alemanes se efectuaron en 180 viajes diferentes. Los alemanes enviaron unos 600 aviones, entre los Messersmictt 190, Heinkel 51, Heinkel 111 y Junkers 52, y los famosos cañones Krupp de 88 milímetros.
Italia: Las fuerzas italianas en España sumaban entre 40.000 y 50.000 hombres y quizás en conjunto pasaron por España unos 75.000 italianos. Murieron más de 4.000 italianos y además Italia perdió tal vez una cuarta parte del equipo militar que fue enviado. Italia envío a España unos 760 aviones de los cuales los más importantes fueron los 376 cazas Fiat CR32 y los 100 Savoia 79. También 80 Savoia 81, llegaron un poco más de 150 tanques italianos, todos los cuales eran Fiat-Ansaldo (muy bien armados). También enviaron por lo menos unas 800 piezas de artillería que se quedaron todas en España, 1.400 motores de avión, 1672 toneladas de bombas, 9 millones de cartuchos, 10.000 ametralladoras y armas automáticas, 24.000 fusiles, 7 millones de balas de artillería y 7.600 vehículos. Según cálculos de Italia, sus pilotos volaron 135.500 horas en la guerra, participaron en 5.800 bombardeos aéreos, alcanzaron 224 barcos y entablaron 266 combates aéreos en los que derribaron más de 900 aviones. También tomaron parte 91 barcos de guerra y submarinos italianos, que se cree hundieron barcos por un total de 72.800 toneladas. Expertos en radiotransmición, 2 hospitales militares con 100 camas cada uno, otros menores y 3 trenes hospital. El rancho y raciones de los italianos fue en todo momento superior al del combatiente español. Aunque el alto mando y organización de Italia fue muy poco eficaz.
Entre las ayudas a Franco de otros países estuvo la de Portugal, que por razones de vecindad geográfica es difícil de calcular. Varios miles de portugueses lucharon en el "tercio de extranjeros" y en otras unidades, 600 irlandeses católicos lucharon con los nacionalistas dirigidos por el general O´Duffy. Algunos franceses de derecha se enrolaron en los requetes vascos y en la Legión y estaban a las órdenes del coronel Courcier, hubo también sudamericanos y rusos blancos exiliados. Entre 60.000 y 75.000 combatieron con los nacionales y tuvieron un papel destacado en los primeros días de la guerra.
Los nacionalistas compraron en el mercado internacional a traficantes de todos los países aviones Dragon Rapide y Fokker, pero como esto se pagaba en metálico, no resultaron decisivos por su abundancia.
Republicanos:
La República española poseía las reservas más grandes de Europa en oro y divisas. Ésto ayudo al gobierno a pagar y recibir material bélico de varias partes del mundo. Nada de lo recibido por ambos bandos fue gratis. Rusia cobró en metálico, y fue quien lo hizo mejor, pues el tesoro del banco español, fue enviado para su salvaguarda a Rusia, quien no hizo más que quedárselo sin saldar nunca cuentas exactas.
La república compró un máximo de 1.000 aviones a Rusia y quizás 400 a otros países, principalmente a Francia. De éstos, 400 eran cazas Chatos, 300 Moscas y 100 bombarderos Katiuska, 60 Rasantes y 113 bombarderos Natasha. Los principales aviones comprados a Francia fueron 42 Dewoitine 371, 40 Poetz 54 y 15 Macel Bocha 10. También estaban los 40 aviones Aero 101, 10 Letov, 14 Vultee A1, 11 Bristol Bulldog, 20 Havilland Dragon, 28 Koolhover y 40 Gruman comprados a E.E.U.U.
Entre 1936 y 1938 Rusia envió en unos 165 barcos (71 españoles, 39 ingleses, 34 rusos, 17 griegos y 4 de otros países) unos 242 aviones, 703 cañones, 27 cañones antiaéreos, 731 tanques de guerra, 1386 camiones, 69.300 toneladas de material de guerra y 29.215 toneladas de munición. Así como 920 oficiales y hombres, 28.000 toneladas de gasolina y 32.000 de petróleo, 4.650 toneladas de lubricantes, 450 toneladas de ropa, 325 toneladas de medicina, 100 fusiles ametralladora, 500 obuses y 187 tractores.
Los cálculos nacionalistas indican que entre 1936 y 1938 entraron a la República por tierra 200 cañones, 200 tanques, 3247 ametralladoras, 4.000 camiones y 47 unidades de artillería, 4.565 toneladas de municiones, 9.579 vehículos y 14.890 toneladas de combustible. Esta ayuda fue complementada más adelante.
Cuantitativamente es probable que los suministros extranjeros enviados a las dos partes fueran iguales, y en alguna medida a la República fue más, pero de muy variable calibre, lo que perjudicó y no hizo prevalecer esa mayor cantidad.
El número total de extranjeros que luchó por la República fue de unos 60.000 hombres, siendo la mayoría de las famosas Brigadas Internacionales, y solo 18.000 combatientes al mismo tiempo.
Debe incluirse también 10.000 extranjeros entre médicos y enfermeras. El mayor grupo de extranjeros voluntarios fueron los franceses (15.000), de los que murieron 1.000. Alemania y Austria con 5.000, polacos, ucranianos unos 5.000, estadounidenses 2.800, 2.000 ingleses (que tuvieron el porcentaje más alto de bajas, 1.200), 100 canadienses, 1.500 yugoslavos, y 1.000 húngaros, 1.500 checos, 200 suizos y los demás voluntarios procedían de más de 53 países.
Cabe consignar que Rusia colaboró también con 1.000 pilotos. Tampoco hay que olvidar la ayuda de los trabajadores rusos: 47 millones de rublos, y un fondo de 10 millones de dólares de otras organizaciones obreras.
México envió 20.000 fusiles, 28 millones de cartuchos y 8 baterías, camiones y aviones.

El destino del oro del Banco de España desaparecido durante el comienzo de la Guerra Civil:

El 25 de Octubre de 1936 se embarcaron en Cartagena con destino a Rusia siete mil ochocientas cajas llenas de oro, amonedado y en barras, oro que constituía la mayor parte de las reservas del Banco de España.

Previamente, el señor Negrín, como ministro de Hacienda (todavía no era presidente del Consejo), obtuvo el acuerdo del Gobierno y la firma del Presidente de la República para un decreto autorizándole las medidas de seguridad que estimara indispensables en cuanto al oro del Banco de España. El embarque se verificó con gran misterio Y se efectuó bajo la dirección personal de los señores Negrín y Méndez Aspe.

Cuatro empleados del Banco embarcaron en el buque que conducía el precioso cargamento. No se les dijo a dónde iban. Creyeron que desembarcarían en Port Vendres, Sete o Marsella y aparecieron... en Odesa. El 6 de noviembre llegaron con nuestro oro a Moscú. Y allí, ocurrió algo que también merece ser narrado. Los funcionarios del Grosbank miraban y remiraban minutos enteros cada pieza y la pesaban y repesaban. Los empleados del Banco de España, acostumbrados a gran celeridad en operaciones semejantes, no se explicaban tamaña lentitud, por la cual se invirtieron varios meses en el recuento. Pero esta lentitud obedecía al deseo de justificar la permanencia en Rusia de quienes habían ido custodiando la mercancía. A toda costa se quería impedir su regreso a España para que no se divulgara el enorme envío de oro. Las familias de los viajeros se inquietaban por desconocer el paradero de éstos, y para calmar su intranquilidad se las embarcó también, sin decirles dónde iban, y se las llevó a Rusia.

La entrega del oro, tan meticulosamente pesado y medido, había de concluir algún día, y concluyó. Los bancarios creyeron entonces que, terminada ya su misión, tornarían a España. Mas sus reclamaciones en ese sentido ante nuestro Embajador, don Marcelino Pascua, eran inútiles. No se les consentía salir; estaban confinados con sus familias en Rusia. Al cabo de dos años, cuando la guerra se extinguía, el Encargado de Negocios, don Manuel Martínez Pedroso, logró romper aquel confinamiento. Pero a los cuatro bancarios no se les repatrió. En España podían hablar más de la cuenta. Y con objeto de evitarlo se les desparramó por el mundo: uno fue a dar con sus huesos a Buenos Aires, otro a Estocolmo, otro a Washington y otro a México. Al mismo tiempo desaparecían de la escena los altos funcionarios soviéticos que intervinieron en el asunto: el ministro de Hacienda, Grinko; el director del Grosbank, Marguliz; el subdirector, Cagan; el representante del ministerio de Hacienda en dicho establecimiento de crédito, Ivanoski; el nuevo director del Grosbank, Martinson... Todos cesaron en sus puestos, varios pasaron a prisión y Grinko fue fusilado.

Entre tanto, una revista gráfica, "La URSS en Construcción", dedicaba un
número especial al aumento de las existencias de oro en Rusia, atribuyéndolo al desarrollo de la explotación de los yacimientos auríferos de Rusia. Era el oro de España. Rusia no ha devuelto ni una sola onza.